domingo, 7 de septiembre de 2025

Cinco Semanas en Globo

 La gran apuesta de Objetivo La Luna para la nueva temporada

Todos llevamos dentro un explorador... A estas alturas de civilización y de avances tecnológicos, todavía somos capaces de imaginar el mundo encerrando aún muchos secretos por descubrir… La sola idea de pisar lugares remotos en los que el hombre aún no ha estado e imaginar paisajes que nunca han sido contemplados, es capaz de calentar el ánimo de cualquier alma inquieta y, como si de una hermosa hada se tratase, nos atraerá con su magia, envolviéndonos con su canto maravilloso.

Ángel Alonso                                                                                                                       Director OLL

Nada resulta más irresistible que un vacío en el mapa o un lugar sin nombre. La necesidad de adentrarse por territorios desconocidos y experimentar la sensación excitante del descubrimiento, actúa como una poción mágica en el alma del explorador que le lleva a internarse en una naturaleza, a veces hostil y siempre salvaje, ponerse a prueba en manos de los elementos y, en ocasiones, arriesgar su propia vida.

Resulta difícil de explicar lo que se siente al contemplar la aurora boreal en una noche estrellada sobre la superficie helada del Ártico o la sacudida que nos produce en el alma el ver amanecer sobre la sabana africana. Quien lo ha experimentado, jamás olvidará los olores y el sonido de la selva o la insignificancia y el temor que se siente al soportar una tormenta de viento y nieve en las alturas del Himalaya.

Para aquellos a los que les atraiga la mar, nunca encontrarán nada más placentero y excitante que sentir la brisa en la cara y escuchar el sonido del viento en las velas, navegando por mares remotos. Y a los que les gusta elevarse sobre el suelo no habrá nada comparable a un vuelo en avioneta sobre el desierto, la selva o la sabana, o atravesar una gran cordillera en un inolvidable viaje en globo, hacia lo desconocido.

Nombres de la Antigüedad como Herodoto o Nearco, marcan el inicio de las crónicas viajeras y el relato de los descubrimientos. Las nuevas rutas, las culturas encontradas y el ensanche de los horizontes del mundo conocido, fueron descritos y narrados por los aventureros que acompañaron a Hannon de Cartago, Alejandro Magno o Julio César…

El temor por lo desconocido y la curiosidad por averiguar que hay al otro lado de la montaña o más allá del mar, hizo que la realidad se mezclara con la ficción y el resultado fue que la transmisión y el relato de los hechos se hicieran más literarios y, por tanto, más atractivos e interesantes.

Grandes distancias fueron cubiertas en pos de seda, oro, marfil, esencias, especias o piedras preciosas. Las penalidades y los peligros del viaje puede que encareciesen las mercancías, pero, sin ninguna duda, los relatos del viaje y la descripción de los exóticos lugares de procedencia aumentaron el interés… Por itinerarios casi mágicos como la Ruta de la Seda en Asia, las caravanas en África o el Camino del Inca en América, circularon un sin fin de historias, crónicas y relatos que fascinaban a las gentes de cualquier procedencia, clase social o condición.

Porque viajar siempre ha sido un aspecto fundamental en la riqueza del ser humano, pero, desde siempre, de todos los móviles que incitan a viajar, el más poderoso es el que nace del recuerdo de las aventuras sólo soñadas… Desde nuestra más tierna infancia sitios y lugares como la Isla de La Tortuga, el Polo Norte, Bombay o el Cabo de Hornos, han quedado grabados en nuestra memoria y reclaman nuestra presencia cada vez que se descubren en un mapa.

Las Minas del Rey Salomón nos presenta un continente africano excitante y misterioso. Si queremos, también podemos asistir a cómo un hombre sin recursos, llamado Robinson Crusoe, reinventa la civilización con coraje e inteligencia en los Mares del Sur. O, tal vez, lo que el cuerpo nos pide es un apasionante trayecto de Veinte mil leguas de viaje submarino...

Libros y autores de todos los tiempos han recogido las peripecias de personajes insólitos y la emoción de mundos fantásticos y extraordinarias historias que esperan en los estantes a que intrépidos aventureros las compartan. En el mundo de la aventura, como en la historia de la humanidad, las grandes y pequeñas gestas han adquirido su verdadero valor y demostrado su trascendencia, durante el transcurso de los años, después de haber sido plasmadas mediante la escritura.

El verdadero aventurero, el explorador, el inquieto ciudadano del mundo, siempre ha tenido la necesidad de contar y relatar para los demás, sus conocimientos, experiencias o, incluso, anécdotas… No es vanidad, tan sólo es algo innato que nos identifica como seres sociales y que ha formado nuestra memoria colectiva desde el origen de los tiempos.

Hace casi treinta años comenzó Objetivo La Luna y, desde el primer programa, nos postulamos como una ventana a la aventura por la que, semanalmente, se invita a los oyentes a que se asomen a una experiencia radiofónica en la que se propone: “el cielo azul por techo, la sabana africana por pared, las llanuras del Ártico por carretera… como acompañamiento, el alboroto de la jungla o el sonido del viento en las velas… como pasión, lo inexplorado…” Pues bien, de todo esto y mucho más va Cinco Semanas en Globo, con Ignacio Palacios, la nueva sección que esperamos sea de su agrado y que en muy poco tiempo ocupe un lugar destacado entre las secciones emblemáticas de Objetivo La Luna.

De momento ya lo saben… el próximo jueves 11 de septiembre estreno por todo lo alto y, ¿quién sabe? Hasta es posible que Ignacio nos cuente por qué el nombre de Cinco Semanas en Globo… Por si acaso… No se lo pierdan.

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