Nota del Director (OLL). Además
de retos deportivos y de divulgación, realizados en La Antártida durante las
últimas décadas por diferentes equipos e instituciones, como por ejemplo el Equipo
Militar de Alta Montaña del Ejército de Tierra y el equipo de Televisión
Española Al Filo de lo Imposible, es de destacar el papel realizado
por el explorador polar madrileño, Ramón Larramendi quien, con su
Proyecto Trineo de Viento, ha realizado ya dos importantes
expediciones a La Antártida, llegando al conocido como Polo Sur de
Inaccesibilidad en 2005 y Polo Sur Geográfico en 2012, con un vehículo
no contaminante, construido al modo tradicional de los nativos del Ártico
(inuit), e impulsado por la fuerza del viento a través de cometas, con las que
se controla y dirige el vehículo que, además de servir de transporte y
vivienda, también es utilizado como base científica móvil.
Por estas fechas
Ramón Larramendi se encuentra ultimando una nueva expedición, que daría
comienzo durante el próximo otoño, con la que pretende realizar un recorrido
circular de 7.000 kilómetros y de aproximadamente 100 días, por el interior de
La Antártida, con un trineo de dos toneladas de peso, construido en cuatro
módulos, con una longitud total de trece metros y cuatro de ancho, también
impulsado por el viento, mediante cometas sujetas a la estructura y controladas
mediante poleas.
Por Ramón Larramendi (OLL)
El
proyecto Trineo de Viento no ha dejado de experimentar mejoras en los últimos
17 años. En la expedición del 2016, se testó su prototipo número diez, un paso
más en el desarrollo de un vehículo sostenible único en el mundo. El Trineo de Viento es un proyecto que se
basa en un vehículo de funcionamiento sencillo y totalmente limpio que no deja
de crecer. El último prototipo, y definitivo en sus características
principales, tiene cuatro configuraciones diferentes.
Campaña
Antártica 2018 -2019
El Trineo
de Viento realizará una campaña científica antártica en el verano austral de
2018-2019. Será un viaje nunca antes realizado con un vehículo ‘no
contaminante’.
El
objetivo es realizar un recorrido en el invierno de 2018 y 2019 con proyectos
punteros a nivel científico, lo que demostrará definitivamente que el
eco-vehículo está preparado para grandes recorridos y para desplazar el
material y el equipo suficiente para desarrollar programas de investigación de
gran envergadura.
El
proyecto inicial incluye la posibilidad de transportar más de dos toneladas en
un trineo tirado por cometas compuesto por cuatro módulos:
-Módulo locomotora: este módulo actúa
como locomotora y tendrá una tienda transparente para paliar las bajas
temperaturas, que superan en ocasiones los 40 grados bajo cero. En su parte
trasera lleva un espacio para ser utilizado como lugar de trabajo y de refugio
de los pilotos en caso de mal tiempo.
-Módulos de carga: son dos módulos de
carga para el equipamiento científico y el que precisan los expedicionarios
(comida, ropa, sacos de dormir, cámaras, etc.). Además, llevarán instalados de
10 a 12 metros cuadrados de paneles fotovoltaicos para la producción de energía
que se almacenará en seis baterías grandes y varias pequeñas. En esta parte
podrán trasladar hasta 1,5 toneladas de muestras de hielo.
-Módulo habitable: el tercer módulo
servirá de vivienda y laboratorio para los pilotos y científicos. Estará
compuesto por tiendas que facilitarán el efecto invernadero y resistirán las tempestades
antárticas.
Además,
llevarán 20 cometas de entre cinco y 100
metros cuadrados, para ser utilizadas según las condiciones del viento, que
puede tener velocidades oscilantes entre 6
y 60 Km/h. Todas ellas serán reforzadas con Kevlar. Las líneas que enlazan
con las poleas tendrán hasta 500 metros
de longitud, para aprovechar al máximo las posibilidades que ofrece la
columna de viento en la meseta antártica.
En total,
el Trineo de Viento tendrá unos 13
metros de largo por cuatro metros de ancho repartidos en cuatro módulos.
La
expedición se ha pensado para cuatro
tripulantes, que irán haciendo turnos en dos equipos para que el Trineo de
Viento esté las 24 horas en marcha o el máximo posible cuando las condiciones
meteorológicas lo permiten.
“Toda la
expedición tiene un coste que es infinitamente más bajo que el de cualquier
expedición científica polar como las que se realizan en la Antártida cada año”,
argumenta Ramón Larramendi. La expedición busca patrocinios de empresas
interesadas en participar de un proyecto que es único en el mundo.
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