Se cumplen 68 años de la primera ascensión al Everest
Eran las 11 y media de la mañana del 29 de mayo de 1953, cuando un apicultor neozelandés de 34 años, seguido de un experimentado nepalí de etnia sherpa, se convirtió en el primer ser humano en alcanzar la cima más alta del mundo, el Everest.
Por Ángel Alonso (OLL)
Como él mismo explicó poco después, al alcanzar la cumbre sintió una enorme sensación de alivio porque la ascensión por fin había concluido y, por supuesto, ambos hombres dejaron escapar parte de la gran alegría que sintieron al hallarse en el punto más alto al que puede subir un ser humano sin abandonar la Tierra… Pero, donde todos esperaban que, en ese instante supremo de gloria en la cima del mundo, el apicultor neozelandés hubiera soltado alguna frase para la inmortalidad o una descripción rigurosa de la hazaña que acababa de conseguir para la historia, tan sólo dijo: “¿Has visto George? Hemos derrotado a este bastardo”.
Quizás con aquella frase, Edmund Percival Hillary aglutinó el cansancio, las dudas, el miedo y también la alegría por haber conseguido coronar la cima más alta del planeta… Llama la atención que esa primera frase en la cumbre del Everest no fuera dirigida a su fiel compañero de ascensión, el sherpa Tenzing Norgay, sino que aquellas palabras lanzadas al viento iban dirigidas al recuerdo de George Mallory, el célebre alpinista inglés que desapareció en 1924 camino de la cumbre y del que no se tiene la certeza de si realmente llegó a pisar la cima.
Poco después de la hazaña, el fornido apicultor neozelandés se convirtió, por la gracia de la británica Isabel II, en Sir Edmund Hillary… Honores, homenajes, celebraciones, reconocimientos, distinciones, condecoraciones… Nada de aquello consiguió cambiar la forma de ser de un hombre sencillo, modesto, generoso y grande entre los grandes. Lejos de quedarse para sí las mieles de la fama, Sir Edmund Hillary volvió una y otra vez al Himalaya y, sin abandonar su faceta de alpinista de élite, aventurero y explorador, se dedicó a superar otro tipo de montañas, tal vez más difíciles, como son la construcción de escuelas, hospitales, puentes, carreteras, aeródromos… Todo ello para la comunidad sherpa de Nepal, pueblo al que tanto amó y por el que es poco menos que idolatrado.
El neozelandés, que en 1953 coronó por primera vez el Everest junto al sherpa Tenzing Norgay, falleció el 11 de enero de 2008, a los 88 años, de un ataque al corazón. La catedral de la Santísima Trinidad, en Parnell (Auckland), le despidió con honores de jefe de Estado. En su memoria y ese mismo día, también se oficiaron servicios fúnebres en Katmandú (Nepal).
Durante toda su vida, Edmund Hillary fue un hombre bueno y ejemplar… Un gran filántropo con un altísimo sentido de la amistad… Un hombre tremendamente responsable que no dudaba a la hora de denunciar aquello que no le parecía bien… Una persona campechana a la que le gustaba que se le llamara Sir Ed… Un caballero británico y del mundo que siempre hizo gala de las mejores virtudes que pueden acompañar a un ser humano… Un personaje que siempre se recordará y que vivirá, hasta el final de los tiempos, allá donde finaliza la Tierra y comienza el Universo…
Dedicado a la memoria de Sir Edmund Percival Hillary (1919 – 2008). Primer hombre en alcanzar la cumbre del Everest (1953).
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